lunes, 4 de abril de 2011

DEMOGRAFIA DEL SIGLO XVIII

En la el siglo XVIII se presentó una revolución demográfica, especialmente en su segunda mitad, se produjo un notable incremento de la población europea; Aun cuando por la imposibilidad de conocer los totales exactos de población, los indicadores muestran una Europa (Rusia excluida) que pasaría de 95 millones de habitantes, aproximadamente, en 1700, a 111 en 1750 y a 146 en 1800: Se trata, pues, de un crecimiento de más del 50 por 100 en el siglo, que equivale a un ritmo anual del 0,43 por 100. Y si nos fijamos sólo en la segunda mitad, el crecimiento es de casi un tercio (tasa anual: 0,55 por 100).

Era el mayor incremento demográfico conocido hasta entonces y cerraba la época del crecimiento discontinuo, en que cada etapa de expansión era seguida por otra de estancamiento o descenso -con lo que aquéllas no dejaban de ser simples recuperaciones-, inaugurando la del crecimiento sostenido, que persiste en la actualidad.
Al final del siglo que estudiamos, en un mundo muy desigualmente ocupado, había continentes enteros prácticamente vacíos. En Oceanía apenas había presencia humana, América no llegaba a 0,6 habitantes/km2 y África tenía una densidad de 3,4 habitantes/km2. También en el Viejo Continente había, por el Este sobre todo, zonas inmensas casi despobladas. En conjunto, las tres cuartas partes de la superficie emergida terrestre sólo estaban ocupadas por la quinta parte de la población. El contraste era brutal: en China y la península indostánica (décima parte de la superficie) vivía algo más de la mitad de la población mundial. Y Europa (3,6 por 100 de la superficie global) concentraba al 15 por 100 de la población mundial, alcanzando una densidad media de 30 habitantes/km2.

Los mecanismos demográficos mediante
Los índices de mortalidad bajan de forma repentina gracias a las mejoras en las técnicas agrícolas (que aumentan los rendimientos), las mejoras tecnológicas, los avances en medicina y alfabetización. Estos cambios contribuyen decisivamente a alargar la esperanza de vida de las personas y a reducir la mortalidad.

los que se produjo el crecimiento parecen ser bastante generales, observándose un ligero descenso de la mortalidad frecuente, pero no sistemáticamente acompañado de cierto incremento de la fecundidad.

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